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El 'Ice Bar' el bar en Londres donde bebes un trago a 5° grados bajo cero

La consigna es pasar como máximo treinta minutos a cinco grados bajo cero. Cómo es el Belowzero Bar de Londres, uno de los mejores del mundo.
El león de la Plaza Trafalgar de Londres, en hielo y con estética punk.

Como quien entra a un edificio de máxima seguridad o a un laboratorio de riesgo biológico. O quizás mejor, a tono con un mundo de fantasía y ciencia ficción, como quien ingresa en una nave espacial, es necesario presionar el botón que brilla –luminoso y azul– en la pared para que las puertas se deslicen rápidas y silenciosas como esclusas de alta tecnología. Un paso adentro y las puertas se cierran a espaldas del visitante que ahora se encuentra en un espacio hermético, vacío y de transición entre el calor exterior y el frío próximo.

Al final de esa suerte de corredor, otro botón brillante, azul y luminoso, abre las últimas compuertas y así, como de la nada, aparece el bar. Blanco, translúcido, opaco, centelleante, frío y de hielo, absolutamente todo de hielo. Se llama Belowzero Ice Bar y está en Londres. Es uno de los 10 mejores bares de hielo del mundo, sitios que marcan una tendencia bajo cero.

Bar-iglú en Londres. Una estética minimalista basada en el hielo.

El Belowzero no sólo es atractivo por sus características. Primer motivo: está en Heddon Street, la calle donde David Bowie realizó la sesión fotográfica para su álbum El ascenso y la caída de Ziggy Stardust y las arañas de Marte. Tanto de la tapa, bajo el letrero de K.West, como de la contratapa, dentro de la cabina telefónica. Y aunque la cabina actual, en el fondo del callejón, no es la misma que usó Bowie en 1972, los turistas se siguen fotografiando dentro de ella.

Segundo motivo: se encuentra en un pequeño barrio gastronómico cuya principal característica es la variedad obligatoria y funciona como un mini muestrario londinense: un restaurante italiano, uno británico moderno, uno indio, uno japonés, uno marroquí, uno de hielo.
Otro Ice Bar pero en Melbourne.

El Ice Bar es, en realidad, un complejo de tres espacios en convivencia armónica: bar clásico, restaurante y bar helado. “Aquí las personas tienen cualquier combinación a su alcance –explica a Viva, Tom Hunter, a cargo del área de Marketing de Belowzero Ice Bar London–. A veces nos preguntan si es mejor primero ir al bar de hielo y luego cenar o, al revés, cenar y después en lugar de tomar un café tomar unos tragos refrescantes, y verdaderamente no hay una respuesta. Cada uno puede hacer lo que tenga ganas de hacer. Por poner un ejemplo, en lo personal, cuando llego en verano por la tarde, luego del calor del subte, me gusta pasar por el Ice Bar y recibir ese golpe de frío que revitaliza.”

Para tomar unos tragos en el bar de hielo, no se requiere una vestimenta particular, no importa incluso que sea pleno verano y se ande en short y sandalias. La única preparación se hace en el mismo establecimiento, que provee a cada cliente de un capa muy abrigada, con capucha y piel, y un par de guantes. Y una advertencia: la estadía en el Ice Bar es de cuarenta minutos. Ni siquiera los bartenders que atienden las barras glaciales bien arropados de pies a cabeza permanecen allí por más tiempo.
Los tragos del Ice Bar se sirven en vasos hexagonales de hielo.

El bar tiene una temperatura estable de cinco grados bajo cero pero es un frío no se siente tanto en el cuerpo porque, por supuesto, no hay viento. No son los cinco grados bajo cero que se sentirían al caminar por la calle en pleno invierno. Se puede uno acodar en la barra helada o fotografiarse junto a las esculturas gélidas o sentarse con amigos a charlar dentro del taxi esculpido en tamaño real mientras toma cócteles servidos en vasos esmerilados, cuadrados, como cubos de granizo tallado. Pero, a pesar de la diversión y el ambiente animado, es difícil permanecer más allá de los treinta minutos. Es hielo, con hielo, dentro del hielo. Todo así excepto el techo y el suelo que son de metal.

"La entrada al ice bar de Londres cuesta entre $ 20 y $ 27 dólares. Incluye una bebida. Un cóctel sale $14 dólares".

Este año, el arte del bar tiene por tema las atracciones de Londres desde un punto de vista turístico. Por eso el taxi. También se puede ver a la reina como la mucama del graffiti de Bansky –esa que tira la suciedad bajo la pintura de la pared–, el león de la plaza Trafalgar con peinado punk, al almirante Nelson, las luces de los teatros del West End, el clásico guardia de rojo. Escultura, arte y sentido del humor fabricados con cuarenta toneladas de hielo por el equipo de PSD Ice Arts, especialistas en la materia: fabricar, maniobrar, esculpir hielo. Junto a ellos, que finalmente tendrán que materializar el proyecto seleccionado, es que los responsables de Belowzero piensan y deciden los temas de la galería.

“Es un brainstorming –detalla Tom Hunter–. Primero tiramos ideas, luego trabajamos conceptos y títulos, después definimos los objetos. Ya hemos hecho Rock & Roll, Comidas, Arquitectura. Siempre agregando algo divertido en los diseños y que le permita al público interactuar con las esculturas. Ese mismo espíritu se puede ver en la muestra actual: Londonland.”
Shangai también tiene un Ice Bar: se inauguró hace 11 años y se destaca por sus tragos de autor.

La carta de tragos tiene la obligación de satisfacer hasta a los bebedores más exigentes. Ofrece tragos clásicos, de autor, y los que ellos denominan mock-tails –cócteles sin alcohol, cócteles de broma– e incluso algunos que fueron finalistas en competencias internacionales.

“Aquí se pueden probar tragos que fueron finalistas o semifinalistas en concursos mundiales como es el caso del Southern Beet o el Smokin’ Negroni. Los cócteles más populares del Ice Bar son el Crumble (Crujiente, como el pastel) y el Clouds with a chance of gin (Nubes con posibilidad de gin)”.

Belowzero está abierto todos los días del año, con excepción de una semana durante el mes de septiembre, que es el momento en que renuevan las instalaciones y hacen el cambio de arte general. Recibe unas doscientas mil visitas anuales, mitad de extranjeros, mitad de londinenses. Su época de mayor trabajo es diciembre por la cantidad de empresas que los eligen para las celebraciones de fin de año.

La entrada, con una bebida incluida, cuesta entre 15 y 20 libras, un cóctel alrededor de 10 libras, cenar más o menos lo mismo que en cualquier restaurante londinense. Las familias pueden ir con chicos pero sólo durante la tarde; los menores de cinco años no pagan entrada. Después de las 18.30 la admisión es sólo para mayores de 18 años.

Sus visitantes se van con un recuerdo imborrable. Algunos pretenden guardarse algo más: “A todos les aconsejamos que no se lleven los vasos porque son de hielo. Hielo de verdad. En estos años hemos visto a varios intentarlo, pero una vez en la calle les duran poco tiempo”, advierte Hunter.

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