David Benioff y D.B. Weiss se apuntan el tanto de la creación de este peligroso personaje en la serie de HBO.
El Rey de la Noche se ha convertido en uno de los personajes clave de Juego de Tronos, el líder que los Caminantes Blancos necesitan en su conquista de Poniente. En las novelas de George R.R. Martin no hay mención alguna a este sujeto, fue decisión completa de los 'showrunners' de la adaptación televisiva de Canción de hielo y fuego, David Benioff y D.B. Weiss.
La primera vez que este villano apareció en nuestras vidas fue en la cuarta temporada de la serie, entonces interpretado por Richard Brake -quien sería posteriormente sustituido por Vladimir Furdik-. En aquel momento descubrimos que el Rey de la Noche estaba liderado al Ejército de la Muerte hacia el sur, hacia Poniente. Al final de la séptima temporada vimos uno de los grandes momentos de este personaje cuando mataba a uno de los dragones de Daenerys, para revivirlo justo después convertido en un dragón de hielo. Además, gracias a dicho animal destrozada el Muro y cruzaba, por fin, a Poniente.
"Hemos visto lo que los Caminantes Blancos hacen, y les hemos visto cómo siguen con vida y como crean distintas criaturas. Si viajamos atrás en el tiempo, cabe preguntarse cómo ellos fueron creados. Siempre nos ha gustado la idea de que hay una fuerza cósmica demoníaca alrededor de la historia, desde el principio de los tiempos, por lo que los Caminantes Blancos merecen tener una historia. [...] Una vez que viajas al pasado en esa escena en forma de 'flashback', necesitas a una persona ahí, ese era Vlad, quién llevaba tiempo con nosotros como nuestro mejor doble".
Los responsables de la serie del momento -una cuyo final va a provocar una gran conmoción- aseguran también que, para ellos, el Rey de la Noche no es malo, simplemente es la Muerte. "Él quiere lo que quiere para todos nosotros. Eso es para lo que fue creado y es eso lo que persigue". Además, han dejado claro que ni habla ni hablará, porque cualquier cosa que diga haría disminuir su poder, no tiene necesidad de hablar.
Fuente: SensaCine
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