Últimamente, las comparaciones entre el rendimiento de taquilla actual de Superman y Man of Steel de 2013 han circulado por internet. Sin embargo, hay un problema importante: la mayoría de estas comparaciones omiten convenientemente un factor crucial: la inflación.
El Hombre de Acero se estrenó en 2013 y recaudó $670 millones de dólares a nivel mundial. Tras ajustar la inflación, estas cifras aumentan significativamente:
$402,9 millones de dólares en Estados Unidos.
$927,9 millones de dólares en todo el mundo
En contraste, Superman, de James Gunn, ha recaudado 250 millones de dólares en Estados Unidos en su duodécimo día en cines. A nivel mundial, sigue estando muy por debajo de las ganancias ajustadas de El Hombre de Acero. Aún más revelador es que, durante el mismo periodo de 12 días tras su estreno, El Hombre de Acero ya había recaudado 304,3 millones de dólares en Estados Unidos (ajustados), lo que supone 54 millones de dólares más que Superman.
Ajustar la inflación no es solo un tecnicismo: refleja cuántas personas compraron entradas. Un total ajustado a la inflación más alto significa más entradas vendidas, lo que se traduce directamente en una mayor audiencia.
Según esa métrica, la película de 2013 no solo recaudó más, sino que llegó a más espectadores. Tuvo un mayor impacto cultural, atrayendo a un público más amplio y generando mayor entusiasmo durante su exhibición.
Gran parte del revuelo viral en torno al Superman de Gunn omite mencionar la inflación. Esto da lugar a titulares clickbait y afirmaciones exageradas de éxito de taquilla. Si bien las cifras brutas pueden parecer prometedoras, cuentan una historia incompleta sin el contexto adecuado.
Seleccionar los totales sin ajustar crea una percepción distorsionada. La realidad solo se aclara cuando se tiene en cuenta la inflación, y una vez que esto sucede, El Hombre de Acero se consolida como un peso pesado de la taquilla.

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