Tras la aprobación de la ley llamada “Don’t say gay”, que prohíbe hablar de temas de orientación sexual en colegios en menores de nueve años, el gigante del entretenimiento ha reaccionado reivindicando las políticas de sus últimas administraciones, que incluyen historias con participación de minorías sexuales y perspectiva de género. El gobernador del Estado respondió amenazando con caducar un privilegio que poseen los parques temáticos de la compañía. En tanto, en el país del norte también se ha dado una censura de libros con temas raciales y LGTB, pero dos iniciativas desde Nueva York han salido a contragolpear.
Ha causado ruido en Estados Unidos. Se trata de la ley que a inicios de marzo se aprobó en el Estado de Florida que prohíbe hablar de la orientación sexual y de género en las escuelas primarias antes del tercer grado, es decir, más o menos entre los ocho y nueve años. Lo permite en cursos posteriores, pero sólo cuando se considere que es apropiado para “el desarrollo o la edad de los estudiantes”.
Esta norma se llama Ley del Derecho de los Padres sobre la Educación y se ha conocido como la ley “Don’t say gay” (No digas gay).
Pero el asunto generó esquirlas inesperadas. En Florida se encuentran cuatro parques temáticos de Disney, el gigante del entretenimiento y cuya postura histórica (heredada de su fundador, el conservador Walt Disney) fue siempre la de eludir temas polémicos en sus películas. De hecho, recién en 2009, 86 años después de su fundación -en 1923- incluyó una princesa afroamericana en una de sus películas animadas. Fue Tiana, en La princesa y el sapo.
Eso se debió a un cambio en el timón. Fue bajo la gestión de Robert Iger, entre 2005 a 2020, cuando la firma de ratón Mickey decidió incluir narrativas que incluyeran grupos de población más diversos, más allá de lo blanco o lo heteronormativo.
Iger lo explicó así en una reunión de accionistas de Disney en 2017: “Podemos tomar esos valores, que consideramos importantes para nuestra sociedad, y cambiar el comportamiento de la gente, lograr que las personas acepten las múltiples diferencias, culturas, razas y todas las otras facetas de nuestra vida y nuestra gente”.
De hecho, fue bajo la gestión de Iger en que se impulsó a un superhéroe totalmente afroamericano: Black Panther, con el fallecido actor Chadwick Boseman en el papel central. La decisión le pagó, puesto que el filme fue un fenómeno de taquilla. Además, reorientó la franquicia de Star Wars en torno a personajes femeninos, ello explica el rol protagónico de Rey (Daisy Ridley) en los tres filmes finales de la saga. Asimismo, promovió una serie de películas animadas en que se apuntaba a diferentes razas y culturas, como Moana, Coco, Raya y el último dragón, Soul, o Encanto.
Aunque no todo han sido aplausos. En 2021, el filme Eternals, una producción de Disney-Marvel incluyó al primer superhéore abiertamente gay, Phastos, interpretado por el actor Brian Tyree Henry, quien en un momento besa a su esposo. Las reseñas fueron negativas, e incluso en el popular sitio Internet Movie Database, se le incluyeron cientos de reseñas homofóbicas de una sola estrella.
Por ello, Disney ha sido uno de los encarnizados opositores a la nueva legislación del Estado. A inicios de marzo, en declaraciones al sitio The Hollywood Reporter, el actual mandamás, Bob Chapek, señaló: “Todos compartimos el mismo objetivo de lograr un mundo más tolerante y respetuoso. Donde diferimos es en las acciones para llegar a eso. Y porque esta dificultad es mayor a una ley en un estado, creo que la mejor forma en que nuestra compañía puede traer cambio duradero es a través del contenido inspirador que producimos”.
Sin embargo, las declaraciones de Chapek resultaron insuficientes para la comunidad LGTBQ, la cual acusó cierta “inacción” de la compañía. Ante esto, la firma -desde su plataforma de streaming, Disney+- emitió un comunicado.
“Disney+ apoya a nuestros empleados, colegas, familias, narradores y fans LGBTQIA+, y denunciamos con fuerza toda legislación que infrinja los Derechos Humanos básicos de las personas de la comunidad LGBTQIA+, especialmente legislación que se dirige y daña a la gente joven y sus familias. Nos esforzamos por crear un servicio que refleje el mundo en que vivimos, y nuestra esperanza es ser una fuente de historias que sean inspiradoras, empoderadoras y auténticas, que nos unan en nuestra humanidad compartida”.
A las quejas en redes sociales, se han sumado diferentes protestas que los mismos trabajadores de los parques han realizado de manera diaria por espacio de 15 minutos.
Pero esta postura también ha sido escuchada por el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis. La autoridad respondió a Disney con otro golpe: pidió al Congreso estatal que promulgue una ley que acabe con las protecciones especiales que permiten al complejo Walt Disney World desde hace décadas operar como un organismo autogobernado en las zonas donde posee sus parques. De hecho, Walt Disney World tiene su propia policía y cuerpo de bomberos. En los hechos, la polémica está todavía lejos de concluir.
Libros: Nueva York al rescate
En el lejano 1564, la Iglesia Católica inauguró el Index librorum prohibitorum, el listado con que la entidad señalaba los libros “perniciosos para la fe” y que los católicos practicantes no estaban autorizados a leer. Sin la misma dimensión institucional, un fenómeno similar se ha registrado en los Estados Unidos durante los últimos años.
Por ejemplo, en Wyoming, el fiscal del condado presentó cargos contra los empleados de la biblioteca estatal por tener en sus registros títulos como El sexo es una palabra divertida y Este libro es gay. En Oklahoma, en el senado estatal se presentó un proyecto de ley que penaliza a las bibliotecas de las escuelas públicas que tengan a mano libros que aborden la sexualidad, la identidad sexual o la identidad de género.
En tanto, en Tennessee, la Junta de Educación del Condado de McMinn pidió suprimir de las escuelas la novela gráfica Maus, ganadora del Premio Pulitzer, debido al uso de desnudez y malas palabras. En Florida, la Junta escolar del condado de Flagler acudió al sheriff local para que se retire el libro All Boys Aren’t Blue, de George M. Johnson, donde se aborda el tema de ser afroamericano y queer.
De hecho, la Asociación Estadounidense de Bibliotecas -citada por el New York Times- dijo en un informe preliminar que recibió 330 informes “sin precedentes” de censuras a libros. Sobre eso se pronunció Suzanne Nossel, directora ejecutiva de la organización de libertad de expresión PEN America: “Es un fenómeno bastante sorprendente aquí en los Estados Unidos ver que las prohibiciones de libros vuelven a estar de moda, ver los esfuerzos para presentar cargos penales contra los bibliotecarios escolares”.
Wyoming, Florida, Tennessee y Oklahoma tienen un punto en común: están dirigidos por gobernadores del Partido Republicano.
En reacción a estas medidas, la Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) lanzó su programa “Libros para todos” para que cualquier persona pueda acceder a los libros censurados en otros Estados. En concreto cualquier persona mayor de 13 años de edad podrá acceder a los libros a través de la app de la institución. Incluso, sin necesidad de ser residente en el estado de Nueva York. Sin embargo, esta iniciativa solo estará disponible hasta el 13 de mayo.
También en Nueva York, y en la misma línea, la Biblioteca Pública de Brooklyn (BPL) lanzó su proyecto llamado “Books UnBanned”, donde también se ofrece acceso a libros censuras. En un comunicado, la institución señaló que su idea es “ayudar a los adolescentes a combatir el impacto negativo del aumento de la censura y la prohibición de libros en las bibliotecas de todo el país”.
De este modo, la Biblioteca Pública de Brooklyn (BPL) ofrece acceso -a través de medios electrónicos- a los títulos de la institución, que cuentan 350.000 libros electrónicos y 200.000 audiolibros.
Entre los libros que se han prohibido en otros estados, están los que tratan temáticas de género, LGTBQ+, sexualidad adolescente y raciales. Acá se incluyen títulos como El dios de las pequeñas cosas, de la escritora india Arundhati Roy; El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger; Beloved, de Toni Morrison (Premio Nobel de Literatura 1993); el cuento infantil And Tango Makes Three; e incluso, El cuento de la criada, la clásica novela de Margaret Atwood.
Fuente: La Tercera
Comentarios
Publicar un comentario