Para dar vida a la reina, Sian Brooke tuvo que ponerse dos prótesis de la tripa de embarazada. "Encajaban por encima de la cintura y después bajaban", ha explicado la actriz: "Eran muy realistas, tanto que caminaba balanceándome. Mi cuerpo debió de pensar: '¿Hola? ¿Dónde estamos ahora? No vamos a volver a eso, ¿no?'. Eran pesados, pero estando embarazada te sientes bastante pesada".
"Fue un baño de sangre", recuerda Brooke sobre el rodaje de la escena: "Debajo de esa tripa había una bolsa llena de sangre y fluido. Cuando hacían la incisión, debían extraer esa sangre de la tripa".
Tal y como rememora la actriz, la sangre estaba "fría y húmeda, esparciéndose por todo" y, cuando terminaron de rodar la escena, "parecía una película de terror". La secuencia se rodó durante un día y medio y Brooke prácticamente se quedó sin voz a causa de gritar tanto.
"Mis hijos no pudieron escucharme durante 48 horas", cuenta la actriz: "Durante un par de días tras el rodaje, sonaba como si hubiera estado de fiesta". La intérprete, que tiene dos hijos, se alegra de que los tiempos hayan cambiado y los partos no tengan nada que ver con los de la serie: "Gracias, Dios, por la medicina moderna".
Fuente: Cinemanía
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